Spoiler: No todos escuchamos igual.
Crees que escuchas, pero puede que solo estés practicando el arte milenario de mirar fijo y asentir mientras tu mente hace la lista de la compra, o esperar tu turno para hablar. Esto puede entorpecer tus conversaciones y perjudicar a tus vínculos. No queremos personas que oigan, sino personas que escuchen como nosotros necesitamos. En este artículo, te enseño a reconocer TU estilo de escucha, a no cometer errores típicos y cómo pasar al nivel pro: la escucha activa (Sin volverte terapeuta – lo prometo).
Errores comunes a la hora de escuchar
Hay tres tipos de escucha que NO ayudan tanto (aunque parezca que sí):
- Escucha selectiva: solo oyes lo que te interesa o lo que puedes refutar. “Claro… ¿me está echando la culpa?”
- Escucha reparadora: quieres arreglar todo al instante. “¡Te entiendo! ¿Y si dejas ese trabajo y empiezas yoga?”
- Escucha competitiva: respondes con tu historia más intensa “¿Te dolía la cabeza? A mí una vez me dio migraña en el Amazonas.”.
Entiende los diferentes tipos de escucha
Según investigadores como Bodie, Worthington, Gearhart (que publicaron la revisión del cuestionario LSP-R para valorar la escucha en 2013), existirían cuatro diferentes estilos de escucha:
- Escucha orientada a tareas
Vas al grano, quieres ser eficaz y te centras en obtener información clara y útil. Es muy útil para contextos laborales, situaciones formales o urgencias; pero puede transmitir mucha frialdad, y puede que la otra persona sólo quiera desahogarse.
- Escucha analítica
Te encanta analizar, tomas distancia emocional, piensas con lógica y objetividad en el problema. Esta escucha es ideal para resolver conflictos complejos, pero puedes desatender la parte emocional del problema y tu análisis no sería del todo acertado.
- Escucha relacional
Te centras en el vínculo que te une a esa persona: Te fijas en las emociones subyacentes y respondes con empatía (por ejemplo “Entiendo cómo te sientes… estoy contigo.”). Es perfecta para personas más emocionales y situaciones de vulnerabilidad. Sin embargo, no siempre es útil centrarse en lo emocional, especialmente si la otra persona necesita soluciones prácticas. Si la persona está muy bloqueada emocionalmente, es fácil entrar en un círculo vicioso.
- Escucha crítica
Juzgas el contenido de lo que dicen y cómo lo dicen (por ejemplo “¿De verdad pasó así?”). Es la escucha ideal para detectar inconsistencias o discursos manipuladores. Puede ser útil con personas en las que no confías o contextos hostiles. ¡Cuidado! Es fácil que la persona se siente juzgada, haciendo que se cierre o se ponga a la defensiva, perjudicando el vínculo (si lo hay) y resultando en una conversación violenta y/o incómoda.
Es importante identificar qué estilo de escucha predomina en ti, para poder conocer tus tendencias. No hay uno mejor que otro, pero es de vital importancia desarrollar conciencia para elegir el más adecuado según el momento y la persona. Nadie pide que seas un experto en comunicación o terapeuta, pero tus vínculos y conversaciones pueden beneficiarse de que te hagas la pregunta: “¿Estoy escuchando como el otro necesita ser escuchado?”.
Escuchar no es solo oír… es recibir, pausar y ajustar el canal a la hora de seguir la conversación.