La ansiedad es una emoción que muchos hemos experimentado alguna vez en la vida, una respuesta natural de nuestro cuerpo ante situaciones que son importantes y que son inciertas (cuyo resultado o formato no conocemos bien) : una entrevista de trabajo que te haga tu amigo con una lista de preguntar que ya conoces y para un trabajo que ya sabes que vas a conseguir, no generaría mucha ansiedad ¿verdad?. Si quieres conocer como funciona la ansiedad, puedes leer este artículo.
Aunque la ansiedad es una emoción adaptativa y necesaria, es muy desagradable y nuestro primer instinto es intentar escapar – ¡ normal ! pero esto nos frustra todavía más si la seguimos sintiendo – especialmente si es muy intensa, se mantiene en el tiempo o si no sabemos qué la está originando.
Para entender de qué te ha podido generar esa ansiedad, es importante entender tu emoción :
¿Cuándo empezó esta sensación? ¿Qué estaba pasando a mi alrededor?
Puede ser diferente lo que ha «activado» tu ansiedad de lo que hace que se mantenga. Intenta identificar qué estaba sucediendo: con quién estabas, qué estabas pensando… Puedes incluso remontarte unas horas, algunas personas tardan en sentir la ansiedad, sobre todo si están en entornos que no se sienten seguros o en los que se está haciendo otra cosa.
Esta reflexión no te quitará la ansiedad, pero entender y dar espacio a tu cuerpo a sentir esa emoción es importante y ayuda a gestionarla mejor mientras se pasa (en el post que mencionaba antes, hablo un poco de esto).
Si no terminas de entender de dónde viene esa emoción, aquí te dejo unas pistas sobre factores que pueden propiciar que sientas ansiedad:
- Factores biológicos: Cada cuerpo y cerebro es diferente. Nuestra química cerebral y balance hormonal pueden jugarnos una mala pasada, ya sea porque seas una persona más sensibles a cambios de éstos o porque te haya tocado un cuerpo un poco más «descompensado» en algunos aspectos.
- Entorno y estilo de vida: Si nuestro día a día es frenético o estresante (un trabajo y/o una familia muy demandantes, esfuerzos por llegar a fin de mes), o vivimos grandes cambios de forma repentina, esto puede generar mucha ansiedad – acumulada o no. Además, nuestro cuerpo también puede ser más sensible a síntomas de ansiedad, si consumimos de forma excesiva sustancias excitantes o nocivas como tabaco, alcohol, drogas, cafeína…
- Experiencias traumáticas vividas: Los eventos traumáticos como abusos, episodios de violencia, enfermedades graves o muerte de personas cercanas pueden contribuir a tener una sensación de peligro constante y aumentar nuestro nivel basal de activación. Esto puede aumentar los síntomas de ansiedad en situaciones aparentemente no estresantes.
- Rasgos de personalidad y estilos de apego: Una persona que tiene unos rasgos muy marcados como la autoexigencia, el perfeccionismo o el control, es más propensa a sentir ansiedad, puesto que se exponen a sentir ansiedad si sienten que sus estándares no se van a dar. Si tenemos un estilo de apego inseguro, es fácil que las relaciones sociales nos generen ansiedad.
- Problemas en tu ámbito social: Como seres sociales, nuestros vínculos son muy importantes, por lo que tener relaciones sociales conflictivas o que personas cercanas a ti estén pasando por un momento difícil, pueden hacerte más propenso a sentir ansiedad.
La gestión de la ansiedad no es fácil siempre, aunque puedas entenderla un poco mejor con esta información, no dudes en pedir ayuda profesional. Escríbeme y estaré encantada de poder ayudarte a no sentirte condicionada por tus emociones como la ansiedad.
Tu ansiedad es parte de ti, no luches en contra.
